Buscando a Hermione Granger (?) [Alex]

Nos habían dado dos semanas de vacaciones en el Horace Mantis y mientras los demás planeaban qué hacer con sus amigos, yo me planifiqué para poder irme unos días a Nueva York a buscar a aquella chica, Alex Russo, la maga, y es que si hubiera sido otra persona no hubiera perdido mis vacaciones para ir a buscarla, pero es que una maga... ¡Una maga! ¿Quién podía presumir de conocer a una, J.K. Rowling?
Después de acabar hasta las narices de estar sentado en un avión, me desperecé y me metí en un coche de alquiler para estar sentado otro buen rato mientras daba vueltas buscando la calle Waverly Place. Si no recordaba mal, me había dicho que tenía una bocatería allí, ¿no? Entonces no sería muy difícil de hallar... Aunque para mi desgracia había dos en aquel barrio; uno llamado The Lite Bite y otro Waverly Place. Tras comprobar que el primero era demasiado macabro, entré en el segundo y vi una mujer de dependienta. Me acerqué a ella con mis Ray Ban negras puestas y esperé a que atendiese a un hombre, depsués se giró hacia mí, sonriente.
-¿Qué es lo que vas a tomar?
Carraspeé y me apoyé con un brazo en la barra, acercándome a ella y hablándole de forma confidencial.
-Em... Sí, póngame un bocata de "polvos mágicos".-dije guiñándole un ojo. Esperaba que lo pillase y que no lo tomase como una indirecta. La mujer me miró, sin comprender.
-¿De polvops mágicos...?
-Sí, ya sabe a lo que me refiero.
La mujer se me quedó mirando, pensativa, y después se alejó de mi ligeramente. Esperé que no se hubiera pensado otra cosa... ¿Y si me había equivocado de bocatería?
Desistí y relajé los hombros, suspirando.
-Deme un bocata de lomo, anda...-dije rodando los ojos a través de mis gafas de sol, desesperanzado. La mujer asintió con la cabeza sin apartar la vista de mí, recelosa.
-Claro... Ahora mismo.-dijo antes de perderse por la cocina.

Mientras Justin y Max practicaban hechizos en la guarida secreta, Juliet, Harper y yo habíamos hecho... un pequeño viaje en el tiempo...
Sabía ir al futuro y volver, pero no sabía ir al pasado y regresar al presente, agradecí por ello a que papá me advirtiera de que nunca pisara la prehistoria, jamás podría volver. Aunque sería interesante ver a un Rexie suelto por ahí...
Las chicas habíamos vuelto de nuestro viaje y comenzamos a salir de la guarida, comentado lo visto.
-¡No me puedo creer que acabe siendo una famosa escritora de best sellers fantásticos!
La miré con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados.
-Claro, escribiendo sobre nosotros, es fácil de serlo... -siseé.
-Yo no me he sorprendido -dijo Juliet-, Al fin y al cabo tengo la misma apariencia, ¿quién no querría eso? -rió entre dientes-. Lo que me sorprende es que The Lite Bite continúe abierto de aquí a unos años, como esta bocatería -comentó.
-Oh, sí, es fortísimo... -ironicé yo rodando los ojos y sonriendo de repente, conforme salíamos de la pequeña cocina con una ventana abierta hacia el local, y nos acercábamos a la barra-. Pues yo he descubierto que con 27 años voy a estar cañón. Vamos... ¿Quién no querría ser tan guapa como yo? Si ya lo soy ahora... Pues imagínate de aquí a un tiempo -reí entre dientes y Harper juntó las manos como si rezara, esperanzada:
-Alex, prométeme que volveremos a ir, es la única manera de saber si acabaré casada con Justin... -miró de repente algo chocada a Juliet, la novia de mi hermano-. Bueno, tú tienes toda una inmortalidad para tener novios, yo sólo tengo una vida y un caballero andante -suspiró sonoramente y yo fruncí el ceño, de brazos cruzados, mirando hacia los lados.
Automáticamente, el Rey de Roma salió de la base y mi madre preguntó:
-Justin, hijo, ¿Maximiliam dónde está?
Justin encogió los hombros y sonrió, mirándome para que me diera por aludida.
-Está haciendo los deberes de Alex a cambio de cuatro donuts de chocolate.
Mi madre abrió mucho la boca y me pegó con suavidad con un trapo.
-¡Ay! -me quejé, entrecerrando los ojos.
-¡Alex, vuelve enseguida a hacer tus deberes de magia! -siseó, conforme Justin cogía a Juliet de la mano tras la recelosa mirada de Harper y pasaban al lado de la mesa tres, rumbo a la salida...

Golpeteé con los dedos la mesa mientras esperaba a que me atendiesen. Justo cuando vi salir a unos chicos más o menos de mi edad por la puerta de la cocina, volvió la mujer con mi bocata, y yo alcé las cejas sin mirarla, dándole el dinero como un autómata, sin molestarme por coger el cambio. Carraspeé y cogí el bocata entre las dos manos, dándole un bocad mientras me acercaba disimuladamente, haciendo como que miraba la ambientación de aquella bocatería. Era un metro, ¿no? O algo parecido...
Justo cuando pasé al lado de un chico con un símil casi evidente a la chica llamada Alex Russo, me fijé en su novia, la cual sonrió en aquel momento, mostrando unos colmillos perfectamente blancos y puntiagudos. Recordé que Alex había mencionado algo acerca a una vampiresa...
De la impresión, mis músculos se contrajeron en una especie de sobresalto, haciendo que se me cayese el bocata al suelo. Gruñí entre dientes, mirándolo y haciendo ademán de agacharme para cogerlo.

-Vaya, menuda metedura de pata -dijo Juliet, agachándose para ayudar a recoger el bocata que se había caido al suelo, colocándolo sobre la mesa.
Justin fue a pedir otro bocata a su madre para Joe y alzó para ello la mano.
-Mamá, otro bocat... -pero se calló al mirar a Joe y reconocerlo, abriendo mucho los ojos y señalándolo, tartamudeando. Ni que hubiera visto un fantasma...- Jo...Jo...J... Joe... Lu...
Juliet miró ceñuda a Justin, la verdad es que ella de esta generación no sabía demasiado.
Aquello todo nos llamó la atención a Harper y a mí. Ella, abrió mucho los ojos y comenzó a gritar.
-¡OH, MADRE Mí...! -pero le tapé la boca al ver que iba a pronunciar el nombre de Joe, la bocatería a aquellas horas estaba llena de gente...
Al ver que Joe estaba en el mismo local que yo, fruncí el ceño sin comprender por qué estaba aquí, pero cuando me dirigió una mirada seria, entrecerré los ojos. Suficiente tenía con que me habrían castigado ya por mancharle la cara de mostaza y ketchup a Justin mientras dormía. Joder. ¡Más castigos no!
-Harper... -dije, para avisarla de que se callara pero incluso se desmayó en mis brazos y mi madre y yo nos miramos con los ojos muy abiertos. Ella comenzó a avanicarla y, mientras tanto...
Justin sonrió y reaccionó.
-¡Vaya tío! ¡Eres un héroe, un ídolo, un mito de la historia contemporánea del rock/pop!
Lo miré con una ceja alzada.
-Tampoco te pases...
-¿Quién es el muchacho? -preguntó mi madre con Harper sobre su regazo, arrodillada y avanicándola.
Abrí la boca para decir algo y me puse de pie.
-Eh... él... Él es Joe. Un amigo, y se viene conmigo arriba, ¿vale, mamá?
-Vale...
-¿Amigo? -preguntó receloso Justin, entrecerrando los ojos- ¡Eso no es...!
-Justin -le interrumpió Juliet- ¡Vamos al cine! Pero no quiero ver a esos plastas de Crepúsculo... Imitan muy mal a los vampiros...

Aunque al principio intenté calmarme cuando cogió el bocata y tal, no pude evitar alterarme con los ojos muy abiertos cuando en un segundo tenía a un tío encima diciéndome que si era un héroe y tal y a una chica desmayada. Me alegraba de tener gafas de sol puestas en aquel momento. Sonreí de lado para contestarle, encogiéndome de hombros, pero antes de que pudiese decir nada la chica rubia interrumpió al chico y Alex Russo me cogió del brazo, arrastrándome hacia unas escaleras de caracol, subiendo hasta lo que parecía ser su casa. No dije nada hasta que llegamos a su habitación... O eso creía, pues la verdad es que solo veía ropa y papeles. Fruncí el ceño, torciendo la boca y cogiendo una camiseta lila con los dedos índice y pulgar, con cara de "WTF?" y esperé a que Alex dijese algo.

Al entrar en casa, vi como mi padre estaba cocinando su especialidad: Chilli. O eso decía él.
-Hola papá, Adiós papá.
-¡Hol...! -dijo sin poder terminar, pues fui muy precipitada y entramos enseguida al cuarto, ante la confusa y ceñuda mirada de mi padre.
Cerré la puerta de golpe y comencé a dar vueltas en mi habitación... Bueno, por las zonas libres de mi habitación... Al girarme, vi a Joe con una camiseta mía y se la quité enseguida, dejándola sobre la mesa.
Alcé las cejas y lo miré con un rostro neutral, el mismo que ponía en casi todas las ocasiones.
-¿Se puede saber qué jodida mierda haces aquí? ¡No, espera! ¡No me lo digas! Tenías un super chachi concierto con Hannah Montana y te has venido aquí porque estabas de paso...

Alcé las cejas y me quité las Ray Ban, intentando no meterme las manos en los bolsillos como de costumbre, frunciendo el ceño y desviando un momento la mirada.
-¡No! En realidad, hacemos más conciertos con The Veronicas, pero la gente nos ha encasquetado en la categoría Hannah Montana por siempre.-dije bufando y rodando los ojos, sonriendo y negando con la cabeza. Cuando me siguió clavando aquella mirada tan inquietante, supuse que no era un buen momento para aclarar aquellas trivialidades y carraspeé con un puño en la boca.-Em... He venido porque tú y yo tenemos una charla pendiente, y me da igual que no quieras hablar; lo haré de todas formas, y por cierto...-aspiré dos veces de forma sonora y bufé, entrecerrando los ojos y pasando una mano por delante de mi nariz, abanicándola.-¿Qué lleva tanto tiempo muerto en tu habitación para que huela así? Creo que me escuecen los ojos...

Alcé una ceja, mirándolo de brazos cruzados.
-Juliet ha estado aquí -dije sin importancia, rodando los ojos y mirándolo con ellos entrecerrados-. Me da igual que hayas venido para "charlar", no puedes estar aquí. ¿Entiendes?
Suspiré y junté los dedos índices de mis manos, carraspeando y quedándome pensativa, a ver... cómo decirlo...
-Veamos, Joe. Te agradezco... -fruncí el ceño por el vocabulario que recién estaba usando- tu visita, pero... No sé si te ha quedado claro... Largo.
Sonreí de modo irónico ante lo que dije.
-Y mira que yo diga esto...

Alcé las cejas y me crucé de brazos, con una risita despectiva y entreabriendo la boca.
-Lo siento pero no he paseado mi culo hasta el otro lado de Estados Unidos solo para que una chica me diga que me largue de su casa. Mira, te guste o no tenemos que hablar... ¿Qué te parecería a ti si de repente...-inflé las mejillas, pensativo, y moviendo los brazos buscando que decir.-... te dijese que los fantasmas existen y que van a venir a tu casa para llevarse tu alma y la de tu familia? Vale, no es lo mismo, pero... ¿A que sentirías curiosidad y vendrías a por mí a preguntarme?-le dije, entonce sme dio un venazo presumido de esos que me daban a veces y relajé la expresión, riéndome entre dientes como si fuera evidente.-Aparte de venir para disfrutar de nuevo de las magníficas vistas de Joe Lucas, claro está, pero eso ahora no viene al tema.

Reí con ironía ante su último comentario.
-Las vistas ni me van ni me vienen, tengo suficiente con Dean -dije entrecerrando los ojos y tirándome sobre la cama para coger algo de debajo de la cama mientras hablaba-: Está bien, habla y... -estiré mi mano para coger la varita de debajo de la cama- largo.

Fruncí el ceño, ignorando la existencia de Dean y de que pudiese haber alguien más guapo que yo, y me senté a su lado, extendiendo las manos como si le estuviera preguntando algo crucial.
-Está bien. Em... Por ejemplo.-dije entusiasmado, al pensar por dónde empezaría.-Los de allí abajo eran todos de tu familia, ¿no? ¿Sois todos amigos? ¿Hacéis pócimas y todo eso) ¿Se nace así o se puede aprender a hacer magia?-pregunté intentando ocultar interés premeditado en aquella última pregunta; vale, sí, tenía ganas, ¿y?

Alcé las cejas y, al coger la varita me reincorporé, sentándome en la cama de piernas cruzadas como un indio.
-Sí. Bueno no. Bueno sí. Menos Juliet y Harper; Justin y mi madre y mi padre son de mi familia. A Max no lo has visto. Somos todos amigos. Harper es mi mejor amiga y Juliet la novia de mi hermano. Lo de las pócimas... Bah, mejor no te contesto quién acabó en la pócima la última vez... -reí entre dientes al recordar a mi hermano como hombre lobo metido en una marmita con pócima pastelosa y blanquecina-. Se nace siendo mago, pero a una edad, si hay más de un hijo mago en la familia, entre ellos se compite y sólo uno se queda con los poderes. De momento los tenemos los tres, pero estamos preparándonos para la competición... Yo ya la hice junto con Justin, y gané... Pero... Renuncié a mis poderes... -fruncí el ceño- Es que... Fue raro... Estuve a punto de perder a mi familia. Renuncié a ellos para que todo volviera a la normalidad con la piedra de los Deseos...
Suspiré, agua pasada y, tras un rato en silencio, la conversación se tornó más seria.
-Justin es el listo e inteligente de la familia, tiene todas las de ganar. Max... No tiene muchas posibilidades, pero es rápido... Y, yo sin embargo... Soy una negada -confesé riendo entre dientes-. Mis padres no son magos. Mi padre lo fue y fue quien ganó los poderes, pero renunció a ellos porque, cuando un mago se casa con un humano no-mago, no puede hacer magia.
Lo miré alzando las cejas.
-¿Y bien? ¿Algo más?

La escuché atentamente, asintiendo con la cabeza e intentando no abrir la boca. Vaya... ¿Podría escribir un best seller del tema? Si nadie escribía en un futuro ese libro... Podría quedarme con los derechos de él y ganar una pasta. Bah, mejor dejarlo, ya ganaba bastante dinero...
-Sí, eso es todo.-dije, aunque cogí aire para asimilar todo aquello. ¿Se estaría quedando conmigo? No creía posible que ni siquiera el mejor improvisador de la Tierra fuese capaz de inventarse todo aquello de golpe, por lo que decidí creerla.-Y entonces... ¿sois muchos? ¿Cómo es que os ocultais?
Mi tono de voz se volvió más... académico por así decirlo. Me faltaba papel, boli y tomar apuntes.

Miré a Joe, balanceándome hacia adelante y hacia atrás mientras hablaba.
-Sí, más de los que te piensas. Pero no sólo somos nosotros, también hay todo tipo de criaturas... -sonreí y continué respondiendo a sus preguntas-. Es peligroso que la gente normal sepa qué somos... La gente no cree en la magia, y si se supiera nuestro secreto sería un desastre. No podemos ir demostrando cosas por ahí... Bueno, yo siempre hago lo que me dicen que no haga, pero no llego hasta ese punto.

Me quedé con cara de póker, con la mirada vacía, pensativo. ¿Habían criaturas mágicas en Estados Unidos? ¿Y si una fan de los JONAS era una centauro? Brr... No quería pensarlo.
-Entonces...-dije lentamente, girando mi cabeza hacia ella, como buscando alguna pista de mentira o algo así.-Todo esto es verdad... ¿no?-no esperé respuesta, me dejé caer en la cama, como derrotado, con cara de haber visto un fantasma.-Madre mía... Y yo que creía que con Saw lo había visto todo... Esto sí que es gore.-bromeé.

Fruncí los labios, sentada a lo indio, balanceándome hacia un lado y el otro... ¿Qué diría mi padre?
Me vino un flashback a la cabeza nada más hacerme esa pregunta. Era como si una pompa saldría de una manera muy cómica a mi lado y la pudiera ver o escuchar. Ahí salía mi padre con el ceño fruncido, señalándome con el dedo:
"Recuerda, Alex: Si un humano se entera del mundo de la magia, debe olvidarse de eso de inmediato".
Miré hacia los lados de una forma sospechosa. ¿Cuándo hacía yo lo que me decían? Sonreí divertida y cogí a Joe de la mano, poniéndolo de pie y mirándolo divertida.
-No controlo bien el pasado, pero sí el futuro... Y sé hacer magia muy divertida -sonreí-. De hecho puedo enseñarte lo plastas que son las hadas. Antes de que digas nada, puedo traerte un dragón como mascota. Un dinosaurio como dijiste, no creo... -lo señalé con la varita-. Pero nada de tratarme como si fuera el hada madrina de Cenicienta, o no te acordarás de nada y aparecerás vagando por Waverly Place, realmente confuso.

Cuando nos pusimos de pie, sonreí ilusionado mientras me iba diciendo eso, pero cuando dijo lo de que no era una hada madrina, relajé los hombros y desvanecí lentamente la sonrisa.
-Ah, ya, bueno...-parpadeé y bajé la voz.-Pues yo quería un dinosaurio.-dije de forma casi inaudible, después me aclaré la voz.-Bueno, tú tranquilla, no te voy a explotar como si fueses una atracción de feria.-dije decidido, con una mano en el bolsillo y con la otra haciendo aspavientos, con una sonrisa ladeada.-Y eso del futuro...-sonreí poniendo los ojos en blanco y le di dos codazos.-¿qué tal si cotilleamos un rato?

Alcé una ceja mirándolo de arriba a abajo como si por un momento lo hubiera dudado, pero relajé la expresión brusca de mi rostro y sonreí, encogiendo los hombros.
-Sí, claro, por qué no -me puse sobre mi alfombra de pelo rosa y agité la varita en formas circulares, reproduciendo unas chispas verde clarito mientras decía las palabras para viajar al futuro-: Proficiscor tempore.
Acto seguido, aparecimos en el mismo lugar en el que estábamos. A mí no me extrañó, puesto que sabía que estábamos más o menos unos veinte años después, sólo que en el mismo sitio. Mi habitación estaba adornada de otra manera, pero parecía abandonada por una adolescente que ya hace mucho había dejado de ser una niña.

Sentí un pequeño cosquilleo cuando hizo el hechizo y sentí que mis pies se levantaban ligeramente. ¿Ella notaría esos cambios o ya estaría acostumbrada? Parpadeé, fascinado, ante el cambio tan brusco que había pegado aquella habitación. Apreté la mandíbula, aguantándome una risa.
-¿Cuántos años han pasado? Porque entonces, debería dar por seguro que cuando tengas cuarenta años seguirás viviendo en casa de tus padres.-bromeé riéndome entre dientes.

Rodé los ojos y miré mi móvil. El calendario y la hora habían dado un cambio brusco. Bueno, miento, la hora seguía siendo la misma... Pero estábamos dieciocho años más adelante en el tiempo.
-Los armarios están vacíos, por lo tanto ya no vivo aquí -me quejé, ceñuda, abriendo la puerta de mi cuarto y asomándome.
Vi a un Max adolescente acercarse y pillarme, mirándome ceñudo.
-¿Alex? ¿Estás viajando en el tiempo? -me sorprendió la voz que puso, y yo sonreí, llevándome las manos a los labios.
-Sí, y como soy mayor que tú. Bueno, en mi tiempo. No le digas nada a papá, ¿vale?
Cogí a Joe de la muñeca y salimos de patitas al portal de mi casa en lugar de bajar directamente a la bocatería.
No sabía dónde estaba Justin, ni si seguiría con Juliet. Lo dudaba mucho, de hecho...
Salimos fuera y miré a Joe, cruzándome de brazos.
-Veamos, si yo fuera yo con 34 años... -dije llevando la varita a mi sien derecha, pensativa- ¿Dónde viviría?