¿Un bocado? (Juliet)

- ¡Max!- grité asomandome por la puerta de mi cuarto mirando por el pasillo. Nada más entrar en mi cuarto había un cubo de pintura naranja preparado especialmente para mí. Y no dudaba en que era Max. Alex era mucho más sofisticada en cuanto a bromas.
En fin, ya me tocaría a mí destrozarle sus pantalones vaqueros preferidos. Abrí el armario caminando con las piernas abiertas para pegarme con la pintura y busqué en el armario unos pantalones limpios. Entonces me dí cuenta de que la broma no había terminado allí. Todos mis pantalones habían desaparecido. Excepto dos, uno pantalones pitillo amarillos chillones doblados como si nada allí al fondo. Espera, espera. ¿Desde cuando tenía yo esos pantalones?
Ir con pintura o con amarillo pollo, esa es la cuestión. Al final cogí aquella venganza de pantalones y me los puse apretando los dientes. Lo peor esque acababa de quedar con Juliet. Mierda.
Salí de casa apretando los puños por si veía a Max, pero nada, el niño se había escondido pero bien.
- Justin, ¿qué es eso?- preguntó mi madre echandose hacía atrás para mirarme mejor.
- Nada, unos pantalones nuevos.- respondí entre dientes.
- Aja, bien, no vuelvas...tarde.- arrugó el ceño y se acercó a la barra para seguir ocupandose de la bocateria mientras yo salía a la calle. Menos mal que no me separaban muchos pasos,eh intenté ir lo más rapido posible hasta allí y sentandome en uno de los taburetes escondiendo los pantalones debajo de la barra. Alcé la cabeza y miré por toda la sala, llena de gent, ahí que tener mala suerte, buscando a Juliet.

Mis padres se habían ido a un congreso de vampiros neoyorquinos y me tocaba ocuparme de "The Lite Bite" junto con una dependienta humana a la cual mis padres la tenían muchas ganas... No me extrañaba. Podría olerla a kilómetros de distancia... Lo que me recordaba, tenía apetito... Pero bueno, aguantaría.
Aquel día había coincidido con un partido de beisball y la bocatería estaba tan llena como la de Waverly Place.
Mientras estaba fregando unos vasos, pensativa y arrugando la nariz ante el mal olor de la comida, alcé las cejas y me puse firme, como un perro cuando escuchaba un ruido y se le ponían las orejas tensas. Sonreí sin mostrar mi dentadura. Me acababan de nacer los colmillos (a mis doscientos años), y no podía ir sonriendo de oreja a oreja por ahí.
-¡Justin! -exclamé en un pequeño siseo, viéndolo de pronto al otro lado de la barra.
Las dos dependientas eran también vampiresas, así que no se cortaron al ver mi afilada dentadura cuando les dije.
-Me tomo un descanso libre. "Soy jóven" aún -sonreí dándole a una de ellas un trapo, colocándoselo sobre su hombro y salí de la barra entre la multitud.
Cuando hubo un sitio libre, me acerqué a Justin por las espaldas dando saltitos de bailarina y sonriendo sin mostrar mis dientes, pero esta sonrisa se desvaneció y, tuve que mostrar mi impresión, alzando de una manera exagerada las cejas y abriendo los ojos como platos.
-Eh... O vas vestido de municipal para una fiesta de disfraces o... Vaya... Este... Te apasiona la moda. ¿Eh? -bromeé encogiendo los hombros.

Me había dedicado a estar sentado con los codos sobre la mesa y sonriendo lo más amable posible a las dos vampiras/camareras. Y aunque estaba saliendo con una, aún tenía respeto a eso de los colmillos. Uf, ni siquiera me gustaban los que se disfrazaban en Halloween.
Alcé la mano cuando Juliet me vió con una sonrisa yme rasqué la nariz con el dorso de la mano golpeando mi rodilla con los dedos de la mano.
Hice una mueca cuando ví que salía de detrás de la barra, mierda mierda y más mierda. Sonreí de forma exagerada mirando los pantalones brillantes.
- Max.- respondí agachando la cabeza en forma de disculpa, y me levanté del taburete, carraspeando algo avergonzado.

Reí entre dientes, tapándome la boca, pero siempre intentando ser discreta. Puesto que sabía que igual se sentía avergonzado por mi reciente risita, tragué saliva y alcé la cabeza en una forma de sentir más seguridad y contenerme a una pequeña que otra carcajada.
-Qué raro, es más propio de Alex... Bueno, lo es de ambos... -fruncí el ceño y lo abracé con cariño, cerrando los ojos y sonriendo para apartarme al poco tiempo y sentarlo agarrándolo de los hombros.
Lo miré con una sonrisita y el ceño fruncido, pensativa, mientras le peinaba el pelo para que le quedara más favorecido y acercaba mi boca a su oido izquierdo de una manera confidencial.
-Sé que no te gusta abusar, pero pudiste haberte cambiado de pantalones con la magia -informé, dándole un beso en la mejilla y apartándome de nuevo, apoyándome en la barra de brazos cruzados con las comisuras torcidas en una sonrisa.

Cabeceé dandole completamente la razón. Seguramente esos dos habían decidido abandonar el aburriendome estropeandome la tarde. Miré por el rabillo del ojos como me peinaba el pelo y sonreí como un gilipollas entornando los ojos.
- Ummm...oye, en el fondo son modernos. ¿No los llevaba...?Ese chico famoso...Lucas, Joe Lucas.- respondí chasqueando los dedos y levantandome para abrazarla por detrás.- Y todas como locas...- fruncí el seño mirandola.

Reí entre dientes y, acto seguido, fruncí el ceño, colocando mis manos sobre las suyas, que yacían sobre mi vientre en un suave abrazo.
-Cierto, yo deseando que pasara la época del Cid* y ahora es la época de los JONAS... -rodé los ojos y encogí los hombros, mirando a Justin con una pequeña sonrisita.

*FDR: xD

Me reí entre dientes y después sacudí la cabeza.
- Me alegro de que no te gustara la época del Cid, porque no ibas a conseguir que me pusiera mallas y calzas.- dije negando con la cabeza dejando espacio para girarla y mirarla de frente.

Reí entre dientes, dándole un abrazo.
-Sí, la verdad es que prefiero cómo se viste la gente hoy en día.

Me rasqué un lado de la nariz y agaché la mirada cuando ví a las otras dos camareras haciendo muecas al ver que Juliet me abrazaba.
- ¿Tienes tiempo? Podríamos ir a dar una vuelta...-la ofrecí encogiendome de hombros y ya de paso para salir de la pequeña bocateria, que aunque era genial y estaba muy bien decorada, me ponía los pelos de punta sentirme rodeado de tantos vampiros.

Miré hacia la barra sin hacer caso de lo que debía o no hacer y volví a mirar a Justin, asintiendo con la cabeza.
-Sí, sí que tengo. Si tan mal te ves, si quieres te acompaño a tu casa a cambiarte.