Una llamada de Hannah Montana (Miley)

Mis hermanos y yo habíamos tenido un concierto cerca de Malibú y aquella tarde había decidido ir a la playa algo de incógnito. Llevaba el pantalón-bañador rojo puesto, unas chancletas anchas y negras y una camisa de tirantes blancas, con una cinta roja al pelo atado y las Ray Ban puestas, esperaba que nadie me reconociera. Quería estar sólo y pensar en alguna letra. Pero, para no levantar sospechas, no había llevado la guitarra.
Tenía la toalla colgando del cuello y me había sentado en una esquina de la playa. Por ahí las chicas no se molestaban en mirarme demasiado, ni siquiera creía que me reconocieran, pero si lo hicieran tendría que salir a patitas... La vida lejos de Nueva Jersey se me hacía durísima, y en Nueva Jersey ya era dura de por sí así que... Hacéos a la idea...

Había ido del puesto de Rico a la playa de Malibú mientras hablaba por teléfono con Lily. Bueno, hablar... Si esa categoría entraba en la de subir la voz como diez decibelios, entonces sí. Habíamos quedado para comprar los conjuntos de Hannah y Lola para los TCA Awards de la semana siguiente, y queríamos aprovechar la identidad de las dos chicas para comprarnos las mejores cosas, por eso llevaba el disfraz de Hannah en un bolso reversible. Ah, quién no se aprovecha de la situación es porque no quiere...
-Venga, va, no importa, mujer, ¡pero si ibas a ir con Oliver al cine haberme avisado con antelación antes de hacerme esperar como una idiota en el puesto de Rico! Has tardado tanto que he tenido que ponerme a hablar con Jackson de las pelotillas de su nariz. ¡Las pelotillas de la nariz! Diez millones de años de evolución humana para esto...-rodé los ojos y seguí caminando para bordear la playa y llegar hasta mi casa, pero en plena caminata me detuve, bajando la cabeza y mirando a una persona en concreto incrédula con una ceja arqueada, una con rizos.-Repámpanos... Qué buenas vistas se aprecian hoy en Malibú.-hice una mueca al escuchar la voz entusiasta de Lily al otro lado.-No, no te voy a decir a quién acabo de ver, haberte venido conmigo. Hala, que te lo pases bien.-dije picada, haciendo un puchero y dándole al botón rojo del móvil. Me fijé de nuevo en el chico al que parecía haber reconocido, y parecía que mi vista no había empeorado, pues sí, aquel chico era Nick Lucas. Me escondí detrás del socorrista, mordiéndome el labio por un costado, pensando en cómo acercarme a él. En cuanto el chico me miró mal lo miré a él alzando la mirada, sonriendo de forma avergonzada.-¡Hola! Buen día para... em... Socorrer, ¿eh?-dije dándole dos palmadas en el brazo y haciéndole dos gestos de OK con las manos, separándome de él. Me erguí y me eché el pelo hacia atrás, colocándome el flequillo, y carraspeé alzando la cabeza y pasando por delante de Nick Lucas, muy señorial y todo.

Daba golpecitos en el cuaderno con mi boli-bic, lo hacía rodar en las puntas de mis dedos corazón y pulgar, jugaba con la arena de mi mano apoyada en el suelo... Pero nada. No se me ocurría ninguna letra. Es que aquel lugar era más para descansar que para trabajar... Aunque, con tanta chica me sentía algo incómodo... Aún tenía a Penny algo en mente cada vez que escribía una canción... Pero bueno... No era nada importante. Sólo era la sexta chica que me había roto el corazón. Ya habría otra.
Entrecerré los ojos pensativo, peinándome el pelo con la mano y colocándome bien la cinta mientras bajaba las gafas al puente de mi nariz y miraba el paisaje.
Ni siquiera me di cuenta en la chica de pelo castaño que paseaba moviendo exageradamente sus caderas delante de mí.

Miré disimuladamente por encima del hombro, sonriendo, aunque relajé la expresión decepcionada cuando me fijé en que ni se había dignado a levantar la mirada. Me detuve, pensando en qué habría fallado, y volví a coger aire, pasando de nuevo por delante suya. Nada. Fruncí el ceño, pensando seriamente en tirarle un puñado de arena a la cara "accidentalmente", pero desheché la idea; no creía que quedase muy sexy aquel gesto.
Volví a pasar delante de él, esperanzada, y pensando en lo idiota que se me tendría que ver de lejos. Gruñí exageradamente de espaldas a él cuando mi intento volvió a ser fallido, levantando las manos.
-¿Pero qué tengo que hacer, colgarme carteles de neón?-me pregunté en voz alta. Me giré para mirarlo mal, con los brazos cruzados, y entonces se me ocurrió una idea. Sonreí de lado de forma perversa cuando me fijé en mi bolso y me saqué el móvil de él, entrando en la agenda de Hannah. Por suerte, tenía todavía el móvil de los hermanos Lucas de la última vez que nos vimos, así que me alejé a una distancia prudencial de él y marqué su número de teléfono, carraspeando.
-¡Hola, Nick!-saludé efusivamente, pero después bajé el volumen, sin dejarle contestar.-Soy Hannah. Oye, ¿estás haciendo algo ahora?

De pronto, me sonó el móvil que llevaba en el bolsillo del bañador y me apresuré por cogerlo, porque sonaba el "Nokia Tune" a todo volumen y no me apetecía ser el centro de las miradas. Contesté convencido que sería mi madre y dije:
-¡Mamá! -alarmado, me relajé al escuchar una voz no propia de mi madre y miré ceñudo la pantallita donde ponía "Hannah Montana" y alcé las cejas, de lo más impresionado; no la veía desde que mis hermanos y yo pasábamos las tardes con Robbie Ray-. Eh... Hola -murmuré, sonriendo avergonzado y suspirando como un tonto embobado, de ese modo como cuando la vi por primera vez- Vaya, qué guapa... -siseé, carraspeando automáticamente... Menudo dèjávu...- Eh... No, no estoy... Haciendo nada -dije mirando el cuaderno. Bah, podría esperar.

Sonreí riéndome entre dientes, como una tonta, aunque no tenía mucho tiempo para sentirme halagada, de todas maneras había herido a mi alter ego pasando de ella... y pasando... y pasando...
-Guay, porque mi amiga Lola me ha dejado plantada y no tengo nada que hacer, había pensado que si querías podíamos quedar.-me giré para mirarlo con los ojos entrecerrados, atravesándolo con la mirada. Hannah estaba deseando salir con Nick pero Miley quería degollarlo por lo que había hecho... Bueno, y lo primero también.-¿Dónde estás?

Me rasqué la cabeza, sonriendo con la boca abierta casi sin creérmelo, y es que, me había fijado en Hannah cuando la vi, aunque, para qué mentirnos, Penny hizo que todas las demás fueran nada comparadas con ella... Pero, al recibir su llamada, me entró la tontera que tuve en su tiempo, otra vez...
-Eh... Sí, claro. Además tienes suerte, estoy en Malibú. En... una playa. No sé cuál. No sé ni cómo volveré al hotel... -reí algo avergonzado, respirando hondo.

Sonreí, metiéndome en el papel.
-Ah, genial, porque yo estoy por aquí cerca.-dije sin percatarme de que no había dicho playa concreta. Bueno, ya se me ocurriría algo.-Ya te acompaño yo adónde sea. Espérame que ahora voy. ¡Hasta ahora!-dije colgando rápidamente, pues una vieja iba a entrarse en el último probador libre de la playa. Me colé delante de ella, metiéndome en el probador mientras ella se quejaba por lo alto.
-¡Pero bueno! Vaya modales, esperar tanto tiempo en la cola para esto...
Miré a la viejo de arriba a abajo, arqueando una ceja.
-Abuela, lleva esperando a la Muerte desde los noventa años. Si es capaz de aguantar eso, también podrá con esto.-sentencié antes de encerrarme en el probador, cambiándome rápidamente, aunque lo justo para comprobar que los que estuviesen alrededor del probador ya se hubieran ido para que no relacionasen a Miley Stewart con Hannah Montana.
Salí del probador ya cambiada y me coloqué las Ray Ban blancas, bajando la cabeza para que nadie me reconociese. Miré a mi alrededor y me acerqué tan pronto como pude a Nick, agachándome a su lado.
-Shh, Nick.-dije llamándolo, bajándome un poco las gafas por el puente.-Espero que no me hagas aclarar quién soy, sería ridículo.-bromeé rodando los ojos.

Miré con el ceño fruncido el móvil cuando colgó de una manera tan... ¿apasionada? Vaya, le gustaba de verdad salir a la calle... Me sorprendió que a los diez minutos llegara, y vestida muy... guapa... Dicho sea de paso. Alcé las cejas y sonreí, poniéndome de pie y colocándome bien mis gafas, saludándola con un abrazo corto y suave.
-Hola, Hannah -dije sonriendo de medio lado, hablando más bajo- Digo, [i]Hannah...[/i] -sonreí pasándome la mano por la nuca y arrascándola, mirándola ceñudo- Eres rápida. ¿Estabas cerca? ¿Cómo sabías que me encontrarías aquí?

Sonreí como un tonto y dejé que cogiera mi cuaderno mientras dibujaba una mueca en mi rostro.
-Tengo que escribir algo y no me viene nada a la cabeza. El otro día soñé con una canción que escribía y total que lo había escuchado en la tele, era una canción de cereales -rodé los ojos con rabia y apreté los puños- Y para el colmo había sido el peor día de mi vida, y mis amigos querían que repitiese lo que me había ocurrido para volver a soñar la canción. Tuve que meter el pie en un cubo con yeso, rechazar la cita de una chica, romper la chaqueta de Stella y romperme las mangas de la camisa. Oh, y, además, recibí un extra de fresisuí cuando le dije a la chica que me pidiera salir de nuevo para rechazarla -hice una mueca-. Al final logré escribir la canción, pero ahora debo escribir otra y me distraigo con facilidad aquí.
Fruncí el ceño, mirándola determinante desde hacía tiempo.
-Hablando de distraicciones, estás... cambiada. Distinta. Físicamente, digo -sonreí, como un tonto- Estás muy guapa...

Alcé las cejas aún más conforme hablaba y se separaba más de mí, cuando me soltó esa sarta de parrafada, fruncí el ceño, pensativo. ¿Por qué se había apartado? ¿Tendría novio y no querría coquetear conmigo?
Miré a los lados ceñudo. ¿De qué coño me hablaba? ¿De quién me debería fijar? Pues... ¿Eso ahora qué más daba?
-Eh... Claro. .. -dije, mirando hacia los lados y luego a ella, aún más ceñudo-. Hannah, no sé por qué me dices esto -admití, cruzándome de brazos y asintiendo con la cabeza conforme mis cejas volvían a su posición inicial-. Bueno, vale, sí lo sé, pero resulta raro que me lo encares, ¿qué mosca te ha picado?

Sonreí de medio lado entristecido, llevando las manos a los bolsillos de mi bañador y alzando las cejas.
-Si tenías chico sólo tenías que habérmelo dicho -dije encogiendo los hombros, y, luego la miré ceñuda respecto a lo de su amiga-. Ah... Mmmm... ¿Y qué? -pregunté como para que continuara-. Hannah, a mí las demás no me interesan. No quiero una séptima chica que me diga que no -reí entre dientes, aunque en el fondo me moría de rabia.

Alcé las cejas y sonreí de medio lado con una cara de extrañez.
-¿Escarola? -pregunté mirando a los lados de forma sospechosa- Nadie me llamaba así desde que Macy amenazó al instituto entero con darles batazos durante dos horas seguidas...
Negué con la cabeza rápidamente, como espabilándome y volví al tema.
-Y si no tienes chico, ¿qué pasa entonces? La verdad, no te entiendo. Mejor dejemos el tema.

Suspiré sonriendo de medio lado. Bueno, había ido a buenas, no iba a dar ahora el feo...
-Bueno... ¿Quieres que conozca a tu amiga? Vale, lo haré, pero vendrás tú también. -no sabía si preguntaba o afirmaba- ¿No? -pregunté ceñudo e inseguro.

Fruncí el ceño y miré al suelo, frunciendo los labios.
-Vaya, es una lástima, me había acostumbrado a estar contigo... Me habría gustado que vinieras -sonreí, intentando restarle la importancia-. Entonces cambio mis condiciones, supongo que me debes un dueto. Los Jonas y Hannah Montana. ¿Qué te parece? No hará falta que la canción la componga Robbie Ray.

Le estreché la mano con una sonrisa algo apenada. Me parecía un saludo o un cierre de trato muy frívolo.
-Está bien. Pero de esto a Joe y Kevin ni una palabra. Ya tuve suficiente la anterior vez... Tsk... ¿A eso lo llaman ellos ir de incógnito por la calle? -reí entre dientes pasando una mano por mi barbilla.

Reí entre dientes.
-Vale, será nuestro secreto -dije guiñándola el ojo-. No quiero volver a ver a Kevin disfrazado de Einstein y a Joe con una de esas gafas de un solo ojo y bigote de la aristocracia de hace siglos...